NUESTRO MOTIVO DE GLORIA:LA CRUZ DE CRISTO


por R.M. McCheyne

Queridos amigos, es esto lo que se os presenta cuando partimos el pan y bebemos el vino; la obra completa de Cristo en favor de los pecadores. El amor y la gracia del Señor Jesús quedan concentrados allí. El amor del Padre, el pacto con su Hijo, el amor de Jesús, su encarnación, obediencia, muerte; todo ello se os presenta en aquel pan roto y en aquel vino derramado. Es un dulce y silencioso sermón. Muchos sermones no contienen a Cristo desde el principio hasta el fin. Muchos le presentan de forma confusa e imperfecta.
Pero aquí, en la cena, no existe nada más sino Cristo y éste crucificado. ¡Rica y elocuente ordenanza! Pedid que la visión de aquel pan quebrado, de aquel pan partido, pueda también quebrantar vuestros corazones y haga brotar de ellos un vivo amor hacia el Cordero de Dios. Pedid que haya conversiones ante la visión del pan partido y del vino repartido. Mirad atentamente, queridas almas y pequeños hijos, cuando el pan es roto y el vino repartido. Es una visión que constriñe el corazón. Que el Espíritu Santo la bendiga.
Amados creyentes, mirad atentamente para obtener una más profunda y plena visión del camino del perdón y de la santidad. Una mirada del ojo de Cristo a Pedro quebrantó y conmovió su corazón orgulloso y salió y lloró amargamente. ¡Oh, que una simple mirada de aquel pan roto pueda hacer lo mismo en vosotros! Cuando el centurión romano, que vigilaba bajo la cruz de Jesús le vio morir y vio cómo se hendían las rocas, clamó: "Verdaderamente, Hijo de Dios era éste". Contempla aquel pan roto y verás la misma cosa, Y ojala que tu corazón quebrantado sea guiado a invocar el nombre del Señor. Cuando el ladrón de la cruz -vio la pálida cara del Emmanuel y contempló su majestad santa, clamó: «¡Señor, acuérdate de mí cuando vinieres a tu reino!" El pan roto revela la misma verdad. La misma gracia puede concedérsete e impulsarte a clamar: "Señor, acuérdate de mi".
¡Oh, queridos creyentes, obtened nuevas visiones de Cristo! Hay ocasiones en que el grano de trigo, ya cercana la hora de la siega, adelanta más en un día que en varias semanas anteriores. Del mismo modo también hay creyentes que ganan más gracia en un día que antes en muchos meses. Pedid a Dios que hoy pueda ser un día de buena cosecha en vuestras almas.
¿Llena tu corazón la cruz de Cristo? ¿Te inunda la cruz de preciosa paz y de descanso celestial? ¿Amas esa frase "la justicia de Dios" la justicia que es por la fe, la justicia sin obras? ¿Te sientes complacido y absorto ante la visión de la cruz? ¿Descansa tu alma en la cruz?
Gloria sea solamente a la cruz de Cristo. Nota que no puede existir un cristiano verdaderamente vivificado que no lo manifieste. La gracia es como un perfume escondido en el puño; se delata a ella misma. Un cristiano vivificado no puede guardar silencio delante de los hombres, si verdaderamente siente la dulzura. "Es como el buen vino que se introduce dulcemente, pero luego desata la lengua y se vuelve hablador". ¿Confiesas a Cristo en tu familia? ¿Le has hecho conocer que eres de Cristo? No olvides que debes ser decidido en tu mismo hogar. Es señal de hipocresía ser un cristiano en todas partes menos en casa. Entre tus compañeros, ¿publicas que has hallado en Él un gran amigo? En la tienda y en el mercado, ¿deseas que te conozcan como una persona que has sido lavada en la sangre del Cordero?
¿Deseas intensamente que todos tus negocios, asuntos y conducta sean regidos por los dulces preceptos del Evangelio? Ven, pues, a la mesa del Señor y confiésale, que ha salvado tu alma ¡Oh haz que tu confesión sea verdadera, sincera, de buena voluntad, plena. Esto es mi dulce alimento, mi Cordero, mi justicia, mi Señor y mi Dios, mi todo en todo. "Lejos esté de mí gloriarme sino en la cruz de Cristo". Antes te gloriabas en las riquezas, en los amigos, en la fama, en tus pecados incluso; ahora gloríate en Jesús crucificado.

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