COMIDA NATURAL

Por Dr. Kurt Koch


Uno de los privilegios que tuve, fue conocer a Felipe, un nativo de esta isla. Una atmósfera espiritual parecía irradiar de este hombre, todo alrededor de este humilde siervo de Cristo parecía contagiarme y atraerme. No conseguí que fuera él que me contará la historia de su vida, pues, es muy común aquí que nadie hable de sus experiencias propias. Todos brillan extrañamente hablando solamente de Jesús. Jesús es su tema favorito y se ve un extraño brillo en los ojos de las personas hablando de Jesús. No hablan de sí mismos. Pero, los amigos de Felipe tenían mucho que hablar sobre este siervo de Cristo. Eran cosas grandiosas y tremendas. Él es el líder del grupo 36. En una ocasión, llegaron a cierta isla, él y los 10 miembros de su grupo. Querían hacer una campaña misionera. Se encontraron con el pastor de la Iglesia Reformada local y él les dijo: “No vale la pena que vengan para acá. La villa es muy pobre y no existe comida aquí y ninguno de nosotros podrá cuidar de las necesidades de vuestro grupo”.

El grupo fue empujado hacia la oración. Preguntaron al Señor: “¿Señor, es aquí que nos quedaremos, o vamos hacia otro lugar?” Jesús respondió inmediatamente: “Yo mismo os traje hasta aquí y Yo mismo procuraré vuestras necesidades mientras estén acá”.

En la mañana siguiente muy pronto, comenzaron el primer culto que duró hasta cerca de las 15:00 horas. Por esa hora ya los jóvenes misioneros estaban hambrientos pues no comían nada desde el día anterior. Se volvieron hacia el Señor y oraron, pidiéndole que cuidara de ellos. Y Dios les respondió: “Id a llamar al pastor de la iglesia que os habló y a los líderes de la iglesia también”. Obedecieron. En total, eran 39 personas y más los miembros del grupo. Se reunieron todos en oración. De pronto, todos allí presentes vieron en una visión una mesa siendo colocada delante de ellos con un mantel de mesa blanquísimo y lleno de manjares de todo tipo. Había mucha comida. Todos veían aquella mesa. Seguidamente se dio el milagro. Aparecieron unas manos distribuyendo la comida a las 50 personas allí presentes. Descubrieron que, así que colocaban la comida en sus bocas, se hacía algo que podían masticar de verdad. La comida se hizo real. En aquella noche la experiencia se repitió y, durante los tres días que el grupo permaneció en la isla, aquel milagro aconteció ocho veces. El pastor de la iglesia, los presbíteros y los otros líderes, juntamente con más cristianos, fueron testigos oculares de estos milagros.

Tenemos en la Biblia escrito de la manera como el pan fue repartido entre los 5.000. Pero, aquí en Timor, tenemos un milagro de la comida para 50. Sin embargo, hubo otras maneras que Dios usó para alimentar a sus siervos.

Traducido por Wiarly Muñoz G.09-03-2009

Extraído del Libro Avivamiento en Indonesia por Dr. Kurt Koch

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