PERO YO, HE ORADO POR TI

Por Octavius Winslow

“Pero yo he orado por ti, para que no falle tu fe” Lucas 22:32

Ningún acontecimiento puede sorprenderlo, ninguna contingencia puede frustrarlo, ninguna dificultad puede desconcertarlo. La historia entera del Creyente de Dios, desde su primer respiro a su último, está escrito en su libro, aun cuando no tenía ninguna existencia, como si el Creyente fuera una persona del pasado. En anticipación de cada circunstancia desarrollada, de cada tentación y prueba, de cada dificultad y necesidad, Jesús Ora por su pueblo “Pero yo he orado por ti.” Parecería como si el dolor hubiera alcanzado su corazón antes de que tocara nuestros propios corazones; como si el asalto hubiera caído sobre él antes de que bajara sobre nosotros; y el, viendo en qué circunstancias críticas y dolorosas pondrían su niños estar en este mundo, él anticipa su caso por la intercesión especial en nombre su: ” Pero yo he orado por ti.”

¿Puede la mente del creyente descansar sobre una verdad más bella que sostiene y calma al creyente en medio de su tribulación? Esto es un despliegue glorioso de amor, saber que cuando la fe fue sometida a una prueba, que entonces Jesús oro por la víctima. Somos asegurados que antes de que un dardo fuera tirado al creyente o aún cuando no había una sospecha que el tentador se acercaba, y que el peligro estaba cerca, Jesús, en su ropa sacerdotal, y el incensario de oro en su mano, había entrado dentro del velo para hacer la intercesión especial para la prueba de fe. Oh, él en vista de su gran amor al creyente tentado oro por él, “Pero yo he orado por ti.”

¿Y para qué Jesús ruega? ¿Que la tentación no pueda venir? ¿Para que la fe no pueda ser probada? ¡Oh no! Él no pide al Padre para que su pueblo se disculpado de la tentación y de la prueba. Él sabe que si su Fe está enfocada en él, ellos deben con mucha tribulación entrar en el reino. Puro y libre de pecado aunque él lo era, no necesitando ninguna prueba y ningún refinamiento, El paso el mismo proceso que el creyente.

“Por lo tanto, ya que en Jesús, el Hijo de Dios, tenemos un gran sumo sacerdote que ha atravesado los cielos, aferrémonos a la fe que profesamos. Porque no tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que ha sido tentado en todo de la misma manera que nosotros, aunque sin pecado. Así que acerquémonos confiadamente al trono de la gracia para recibir misericordia y hallar la gracia que nos ayude en el momento que más la necesitemos.” Hebreos 4:14-16

Pero Jesús ruega para que en medio de su prueba su fe no falle. ¿Ahora, por qué usted piensa que su fe probada no ha fallado? Porque la Fe que ustedes tienen en Dios es como el oro: así como la calidad del oro se prueba con fuego, la Fe que ustedes tienen en Dios se prueba por medio de los problemas. Si ustedes pasan la prueba, su Fe será más valiosa que el oro, pues el oro se puede destruir, pero todo esto pasa Porque su gran alto sacerdote rogó por usted antes de la prueba, y rogó por usted en la prueba, y no ha dejado de rogar por usted desde que la prueba comenzó. Toda la Gracia que te mantiene, toda la Gracia que te refina, toda la Gracia que te restaura, toda la Gracia del Padre es provista a través del canal de la intercesión perpetua y frecuente de su gran Salvador, Cristo Jesús. ¡Oh, cómo debe esta verdad hacerse un pilar en su corazón! ¡Que el Espíritu Santo lo convenza de esta dulce verdad para qué el efecto sea una obligación a su alma y se entregue sin reservas a Dios!

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