SI AMAMOS A ALGUIEN..

Por J.C. Ryle

Si amamos a alguien, nos gusta pensar acerca de esa persona. No la olvidamos, ni necesitamos que nos la recuerden. Viene a nuestra mente muchas veces durante el día. De la misma manera, si amamos a Cristo, entonces, por Su Espíritu, “habita Cristo por la fe en vuestros corazones” (Efesios 3: 17).

Si amamos a alguien, nos gusta oír acerca de esa persona. Si su nombre es mencionado, inmediatamente tomamos nota. ¡El afecto es el secreto de una buena memoria, ya sea entre amigos o entre el creyente y Cristo!

Si amamos a alguien, nos gusta leer acerca de esa persona y conocer sus actividades. Una carta enviada por un ser amado produce en nosotros mucho placer. Los verdaderos creyentes se deleitan cuando leen las Escrituras porque allí leen acerca de su Salvador.

Si amamos a alguien nos gusta agradarle. Investigamos qué le gusta y qué no le gusta, y procuramos actuar de conformidad a eso. Los cristianos hacen también cualquier esfuerzo para agradar a Cristo; descubren en la Biblia cuál es Su voluntad y luego procuran cumplirla.

Si amamos a alguien, también simpatizamos con sus amigos. Cuando conocemos a sus amigos no nos sentimos como completos extraños con ellos. Así, como cristianos, todos los amigos de Cristo son nuestros amigos. Amamos al mismo Salvador que ellos aman.

Si amamos a una persona, estamos dispuestos a defenderla. No toleramos que hablen mal de ella, antes bien, de inmediato la defendemos. Como cristianos, nos sentiremos ofendidos si oímos que alguien habla mal de Cristo, y necesitamos hablar a favor Suyo.

Si amamos a alguien, nos gusta pasar el tiempo con esa persona, y hablar con ella, oír lo que dice, o simplemente estar cerca de ella. Sin importar cuán tímidos y callados seamos con otras personas, no tenemos ningún problema de estar cerca de un buen amigo o de hablar con él. Así, al verdadero cristiano no le resulta difícil hablar con Cristo.

Estas son unas señales por medio de las cuales podemos comprobar el verdadero amor. Todas son cosas sencillas y claras, y fáciles de entender. Úsenlas para examinarse honestamente, y sabrán si sienten un amor por Cristo. Entonces, permítanme hacerles la pregunta que el Señor le hizo a Pedro: ‘¿Amas verdaderamente a Cristo?’

Tomado de J. C. Ryle - Aspectos de la Santidad

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