El evangelista Lester Sumrall se acuerda la primera vez que fue testigo de Smith Wigglesworth en acción. “Cierta vez (Wigglesworth) conducía un culto de sanidad en California, cuando le trajeron a un hombre con cáncer, en estado terminal. Él estaba tan cerca de la muerte que el médico que lo ayudaba fue con él para monitorizar sus señales vitales. Wigglesworth, con su naturaleza ruda, dijo al médico: “¿Que está aconteciendo?” El doctor le respondió: “Él está muriendo de cáncer.” Sin dar tiempo de nada, Smith golpeó en el estómago del hombre con tal fuerza que él se desmayó.
El médico rápidamente lo atendió y gritó: “¡Él está muerto! ¡Usted lo mató! ¡La familia exigirá explicaciones!” Smith Wigglesworth no se movió. Él simplemente respondió: “Él está sanado.” Y sin preocuparse, siguió orando por otras personas en el culto. Diez minutos más tarde, el hombre - con su ropa de hospital - llegó por el pasillo, buscando a Wigglesworth, totalmente curado. Esto no impresionó ni un poco Smith Wigglesworth, pues era lo que él esperaba. Y continuó orando por los otros que necesitaban.”
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