Sed Perfectos Por Andrew Murray

La perfección, como el más alto objetivo que Dios, en Su gran poder, haría por nosotros, es algo tan divino, espiritual y celeste que solamente el alma que se entrega tiernamente a la orientación del Espíritu Santo puede esperar conocer su bienaventuranza.
Dios implantó en cada corazón humano un profundo deseo de perfección. Ese deseo se manifiesta en la admiración que todos los hombres tienen por la excelencia en los diferentes objetos o iniciativas a los cuáles dan valor. En el creyente que se entrega completamente a Dios, ese deseo se encariña a las maravillosas promesas de Dios, e inspira una oración como la de McCheyne:

"Señor, hazme tan santo como un pecador perdonado puede serlo."

Mientras más aprendemos a desear esa plena conformidad a la voluntad de Dios, por la conciencia de que Lo agradamos siempre, tanto más entenderemos que eso debe suceder como un don venido directamente del cielo, como una completa vivificación en nosotros de la vida de Dios, la inspiración del Espíritu Santo de Jesús en aquellos que se entregan totalmente a Su presencia y gobierno.

Extraído del libro Sé perfecto de Andrew Murray
Editora Betânia
Traducido por Wiarly Muñoz G. (15-02-2009)

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