Madre de Todos
Mi Dios envió a su ángel y les cerró la boca a los leones (Daniel 6:22).
Cuando el barco ancló en Duke Town, en la costa de Africa Occidental, la joven mujer que tan valientemente había dejado su hogar en Scotland para convertirse en misionera, estaba frente a una espantosa realidad. Una tierra misteriosa aguardaba a Mary Slessor. Una tierra gobernada por la brujería y la superstición, donde la vida humana no tenía valor y la tortura de ser envenenado o quemado en aceite estaba a la orden del día. Hermanos gemelos eran abandonados para morir al nacer, y sus madres desterradas de sus comunidades porque se creía que aquellos niños eran hijos del diablo.
Cerraron Sus Bocas
Mary se dio cuenta de que antes de que pudiera prestar cualquier servicio a la gente africana, ella tenía que entender su forma de ser y convertirse en uno de ellos, lo que no era una tarea fácil. A menudo sentía temor, no sólo de la gente que vivía allí sino también de la selva por la cual debía transitar cada día. “Solía no creer mucho en la historia de Daniel en el foso de los leones hasta que tuve que realizar esas horribles caminatas y entonces supe que era cierto, y que esa historia había sido escrita para mi consuelo,” escribió en 1880. “Muchas veces caminé, orando: 'Oh, Dios de Daniel que cerraste sus bocas…' Y Él lo hizo.
Además de predicar el evangelio, Mary les enseñó a los africanos a promover la vida sana. También se condolía de los gemelos y de sus madres, abandonados hasta morir. Tan pronto como ella escuchaba que una madre debía morir para ayudar a sus gemelos, corría a buscarla y la llevaba a su hogar junto con sus niños. Debido a su compasión y al gran número de mujeres y niños que ella salvó, llegó a ser conocida como Eka kpukpro Owo, “Madre de Todos.”
Africa tardaba demasiado en cambiar y Mary llegó a impacientarse, pero entonces recordaba: “Cristo me envió a predicar el evangelio y Él se hará cargo del resultado final.”
Es fácil que nosotros nos desanimemos y pensemos que no lograremos realizar cosas para Dios. Pero lo cierto es que nosotros no somos los responsables del resultado final. Como decía Mary: “Él se hará cargo del resultado final.”
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