
Cuando William Booth fundó el Ejército de Salvación en el Este de Londres, no tenía mucha esperanza de atraer a sí mismo a muchos jóvenes, consagrados, que captaran su visión acerca de los perdidos. En el transcurro del tiempo, inauguró una escuela de orientación con el solo propósito de enseñar a sus estudiantes cómo ganar almas. Un día, mientras les enseñaba el evangelismo, él exclamó en un tono dramático y dijo:—Me gustaría muchísimo si yo pudiera enviarlos a todos al infierno durante dos semanas.Ustedes saben lo que quería decir. Si aquellos jóvenes pudieran vivir en medio de los lamentos y quejas de los condenados por unos pocos días, ellos regresarían a la tierra con una pasión inmortal para advertir a los hombres del cómo escapar de la ira venidera.Oh, Dios, pensar en las tantísimas almas que fallecen a cada momento, destinadas a gozarse eternamente en el cielo o lamentarse en el infierno para siempre. Oh, conmuéveme, y dame nueva fuerza, para que no pase ni uno de ellos a la muerte en vergüenza y pecado; que yo, usado por Ti, pueda buscarlas y ganarlas para tu honra y gloria.-por H.C. Van Wormer
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