BIENAVENTURADO EL QUE PIENSA EN EL POBRE



Por Charles Spurgeon

“Bienaventurado el que piensa en el pobre; en el día malo lo librara Jehová”. (Salmo 41:1)

Obligación de todo cristiano es pensar en los pobres y tener un corazón compasivo para con ellos. Jesús los puso al lado nuestro, entre nosotros, cuando dijo: “A los pobres siempre los tenéis con vosotros”.
Muchos dan limosna a los pobres de prisa para desentenderse de ellos; otros muchísimos no les dan nada. La promesa ha sido hecha para aquellos que se interesan por los pobres examinan sus necesidades, piensan en los medios de socorrerles y juiciosamente los ejecutan. Mucho más podemos hacer con nuestros cuidados, con nuestra delicada solicitud que con el dinero, y más todavía con ambas cosas a la vez. El Señor promete su bienaventuranza, en los días de apuro, a quienes piensan en los pobres. El nos librará de nuestra pena si ayudamos a los demás a salir de ella, y nosotros recibiremos una ayuda providencial muy grande si el Señor ve como procuramos nosotros proveer a los demás. Por muy generosos que seamos, tendremos días malos; mas si somos benévolos, podremos reclamar del Señor un socorro especial y directo, por que El ha empeñado su palabra y no podrá negarla. El avaro se preocupa de sí mismo; empero el Señor favorece al creyente compasivo y generoso. Como hayáis tratado a los demás, así hará el Señor con vosotros. Vaciad vuestros bolsillos.

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