Acerca de Jonathan Edwards

Por J. Wilbur Chapman

“Visité el viejo templo de Nueva Inglaterra donde Jonathan Edwards predicó el conmovedor sermón: “Pecadores en las manos de un Dios airado”. Edwards sujetaba su manuscrito tan cerca de los ojos, que los oyentes no podían verle el rostro. Aun, con la continuación de la lectura, el gran auditorio quedó postrado. Un hombre corrió hacia el frente, clamando: ¡Sr. Edwards, tenga compasión! Otros se agarraban de las bancas, pensando que iban a caer en el Infierno. Vi las columnas que ellos abrazaron para afirmarse, pensando que el Juicio Final había llegado”.
“El poder de aquel sermón no cesa de operar en el mundo entero. Más conviene saber algo más de la parte de la historia generalmente suprimida. Inmediatamente antes de ese sermón, por tres días Edwards no se alimentó, durante tres noches no durmió. Rogaba a Dios sin cesar: ´Dame la Nueva Inglaterra´ Al levantarse de la oración dirigiéndose hacia el púlpito, alguien dijo que tenía el semblante de quien había visto, por algún tiempo el rostro de Dios. Antes de abrir su boca para proferir la primera palabra, la convicción cayó sobre el auditorio”

Tomado del livro “Heróis da fe” de Orlando Boyer

Traducido por Wiarly Muñoz G. 01 de febrero de 2010

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