Estar aferrado y obstinadamente mirando hacia DIOS y dejar de mirar a las dificultades, esa es la verdadera base de la paz espiritual. Fue exactamente eso lo que Pablo quiso decir a los filipenses: “Por nada estéis afanosos” Fil 4:6-7. No importa la causa, no se permita estar ansioso, y nunca se permita quedar sobrecargado o consumido por la preocupación.
Usted no tiene ningún derecho de estar perturbado, usted nunca debe tener ese cuidado inquietante que no solamente es espiritualmente destructor, sino también es físicamente debilitador.
Nunca esté ansioso o inquieto “por cosa alguna”-eso es totalmente dominante- “sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias”. Y, entonces, “la paz de DIOS, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
Determínese a luchar contra la preocupación, la ansiedad y el miedo, aférrese al PADRE y no mire nada más, menos aun a sus problemas.
D. Martyn Lloyd-Jones, em “DO TEMOR À FÉ” Ed Publicações Evangélicas Selecionadas.
Traducido por Wiarly Muñoz G.
01 de enero de 2011
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