El Dr. Daniel Steele. De pronto sentí que un misterioso poder se apoderaba de mis sentidos. No siendo de un temperamento nervioso, calmado y gozando de buena salud, mis sensaciones físicas eran como chispas eléctricas que atravesaban mi pecho con ligeros choques sin dolor, derritiendo mi duro corazón hasta convertirlo en una corriente
candente de amor. No puedo explicar como se volvió Cristo de precioso para mí, sólo sé que todos los bienes mundanales los boté todos, - reputación, propiedad, familia, amigos, - en un abrir y cerrar de ojos; y clamé desde el fondo de mi alma: -
Solo Cristo Quiero Recibir,
Solo Cristo En Cielo y Tierra.
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