EL VERDADERO ARREPENTIMIENTO


Por David Wilkerson
EL VERDADERO ARREPENTIMIENTO PRODUCE TRISTEZA, PENA Y PESAR POR LOS PECADOS
Arrepentirse consiste en experimentar tal contrición que lleve a cambiar el rumbo de tu vida. O algo más simple: arrepentirse es volverte de tus pecados e ir en la dirección opuesta.
El arrepentimiento no te da ningún mérito ante Dios. Sólo el sacrificio de la sangre de Cristo puede otorgarte el perdón. Pero el arrepentimiento es el único camino para obtener el verdadero gozo y ser restaurado. No hay otra forma de entrar en la paz y el reposo de Cristo, sino a través de las puertas del arrepentimiento. Pablo escribió a los Corintios acerca de los frutos que produce el arrepentimiento:
“Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte. Porque he aquí, esto mismo de que hayáis sido contristados según Dios, ¡qué solicitud produjo en vosotros, qué defensa, qué indignación, qué temor, qué ardiente afecto, qué celo, y qué vindicación! (2ª Corintios 7:10-11).
Déjame darte el trasfondo de la carta que Pablo escribió a los Corintios. Él puso en evidencia el pecado de incesto en la congregación, pues nadie había tomado cartas en el asunto. Y debido a que pasaron por alto este terrible pecado, no había tristeza alguna en medio de ellos.
Así que Pablo escribió a la iglesia un mensaje duro, pero bien merecido. Entonces, cuando la gente se sentó a leer la carta en voz alta, fueron conmovidos sus corazones. Se arrepintieron, llenos de tristeza y dolor, e hicieron frente al pecado tan vergonzoso que había entre ellos.
Ahora Pablo los animaba, diciendo: “Vean lo que la tristeza de Dios hizo en ustedes. Produjo prudencia, trajo una indignación en contra de su propio pecado”. El arrepentimiento es el único medio por el cual aquellos que están cautivos por el pecado pueden ser liberados y restaurados.
El arrepentimiento y la fe en la sangre redentora de Cristo resultan en la remisión de los pecados, que significa perdón y libertad del poder del pecado. De acuerdo con Pedro, no puede haber conversión, libertad ni nuevo nacimiento sin arrepentimiento:
Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio. (Hechos 3:19)
De esta misma manera, Pablo predicó a los atenienses: “Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan” (Hechos 17:30). Jesús dijo que había venido con este mismo propósito: “No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento” (Lucas 5:32). Quizás Lucas es todavía más claro cuando escribe: “y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén” (Lucas 24:46-47).

Comentarios