EXPERIENCIAS EN LA CRIANZA DE HIJOS


POR DENNY KENASTON
Experiencias positivas para aprender
Hace muchos años, a mi hijo Joshua le llegó el tiempo de aprender a avisar cuando necesitaba hacer sus necesidades fisiológicas. Para nosotros, esta experiencia no era nueva, pues él era nuestro séptimo hijo. A continuación, yo detallaré el método eficaz que Jackie utilizó para estimular a Joshua en esta lección.
Una mañana, a eso de las seis de la mañana, yo vi entrar a Jackie al dormitorio de los niños para despertar a Joshua. Las primeras palabras que él escuchó aquel día fueron las tiernas y cariñosas palabras de su madre, diciéndole:
—Joshua, ya son las seis de la mañana. ¡Ya es hora de levantarse! Te amo mucho, hijo mío.
¡Qué linda manera para despertarse! Luego, Jackie le dio un gran abrazo y le dijo:
—Joshua, vamos al inodoro para que hagas “pipi”.
Joshua se sentía como todo un muchacho grande y caminó orgullosamente hacia el inodoro, llevando en su rostro una gran sonrisa. Yo escuché a Jackie felicitarlo por no haber mojado su pañal durante la noche anterior. Ella le puso un calzoncillo y le preguntó:
—¿No vas a mojarlos durante todo el día, verdad?
Joshua asintió con la cabeza con mucho entusiasmo. Cuando ella lo vistió, los dos bajaron la escalera para desayunar. Al ver todo esto, yo pensé, ¡Esa mujer sí es una maestra en este asunto!
Los niños aprenden rápidamente cuando se les enseña en un ambiente de lecciones positivas dadas con mucho cariño. Bueno, de todas formas nosotros tuvimos que darle a Joshua unos cuantos castigos antes que él aprendiera bien a no mojar sus calzoncillos, pero todas las lecciones que se le dieron fueron positivas y llenas de amor. Yo confieso que sólo se utilizó la vara en los casos en los cuales quedó claro que él voluntariamente rehusó ir al inodoro para orinar. Cuando mis hijos eran más pequeños, alguien me preguntó:
—Hermano Denny, ¿cómo haces para que tus hijos se mantengan quietos durante todo el tiempo de los cultos?
Le respondí haciéndole una pregunta:
—¿Qué haces para detener a tu hijo de manera que no juegue en una calle donde hay mucho tráfico?
Esa persona sabía la respuesta, tal como todos la sabemos. Nosotros debemos aprender a hacer de la lección una prioridad, enseñando y entrenando al hijo en lo que deseamos que haga y que diga. Por ejemplo, en el caso que no juegue en la calle que tiene mucho tráfico, nosotros lo llevamos a esa calle y le decimos de forma enfática: “¡No-no-no!” Luego, lo observamos y lo ponemos a prueba para ver si él ha aprendido la lección. Quizá tengamos que repetirla, pero es bueno que sepas que es sabio felicitarlo cuando haya aprendido y ya no quiera jugar en esa calle peligrosa.
Tal clase de entrenamiento se puede dar sobre muchas lecciones en la vida de un niño. A continuación, yo comparto una lista de algunas sugerencias:
• Tú puedes enseñarles a tus hijos que se mantengan quietos y presten atención durante los cultos familiares. Aquí les entrenas para que hagan lo mismo durante los cultos públicos.
• Tú puedes enseñarles a tus hijos a comerse toda la comida servida en su plato en cada tiempo de alimentación.
• Tú puedes enseñarles a tus hijos a comer comidas que en realidad no les gusten. Hay que darles la lección de forma verbal, ofreciendo razones del porqué es bueno comer ese tipo de comidas. Luego de un buen tiempo de enseñanza entonces se les pone a prueba, diciéndoles: “Ya es tiempo que pongamos a prueba lo que hemos hablado. ¡Creo que nos va a ir bien!”
• Tú puedes enseñarles a tus hijos a guardar sus juguetes al final del día. Además, tú puedes enseñarles a guardar el primer juguete que utilizaron antes que saquen el segundo.
• Tú puedes enseñarles a tus hijos a usar la cortesía, repitiéndoles cómo se debe actuar en varias situaciones de la vida.
• Tú puedes enseñarles a tus hijos a que se despierten con una actitud de gozo y a levantarse sin demorar. Esto no ocurrirá sin el entrenamiento. “Instruye al niño en su camino.” Algunos adultos todavía no han aprendido tales lecciones básicas de la vida.
• Tú puedes enseñarles a tus hijos a recostar la cabeza sin quejarse a la hora de dormir. Madres, ¿no sería hermoso esto? ¡Sí! Entrénalos así y ellos se acuestan en la cama mientras tú les hablas con palabras cariñosas y llenas de bendición. Ellos lo harán de forma sumisa y disfrutarán de un sueño reparador.
• Tú puedes entrenar a tus hijos a que cumplan los quehaceres sencillos del hogar, aunque ellos todavía sean pequeños. Por supuesto, ellos deben verte muy animado mientras haces esas tareas y tú debes mostrarle al niño cómo se hace la misma con palabras cariñosas y gestos de amor. Te sorprenderá ver lo que un niño de cinco años de edad puede hacer.
• Tú puedes entrenar a tus hijos a recibir los azotes con la vara con un corazón sumiso y sin llorar frenéticamente.
• Tú puedes enseñarles a tus hijos que quejarse y hacer pucheros cuando algo no les gusta es una mala costumbre que debe ser eliminada.
• Tú puedes enseñarles a tus hijos a ganar almas para Cristo con el mismo entusiasmo que el fanático de los deportes le enseña a su hijo a patear la pelota de fútbol. Por supuesto, esta meta es a largo plazo. A lo mejor necesitarás diez años para lograrlo. No te desanimes. El fanático del fútbol necesita la misma cantidad de tiempo para entrenar a su hijo y que éste llegue a ser un buen futbolista.
• Tú puedes enseñarles a tus hijos a memorizar versículos y pasajes enteros de la Biblia desde una edad temprana. Con tu ayuda, a la edad de seis años ellos pueden memorizar semanalmente dos versículos. Y al llegar a los siete u ocho años de edad, ellos pueden continuar la práctica sin tu ayuda. Si ellos aprenden dos versículos semanalmente durante quince años entonces esto sumará un total de casi cincuenta capítulos de la Biblia.
A todo esto se le puede llamar “estimulando el paladar” de tu hijo. Aquí debes darte cuenta que lo que haces en realidad es dirigir los deseos de tus hijos en el camino correcto. De hecho, la lista de actividades y de propósitos puede ser bastante extensa y la misma puede diferenciarse un poco para cada familia. Yo espero haber tocado tu corazón a modo de haber traído una luz sobre tu entendimiento al mencionar algunos de estos puntos. Reconozco que existen multitudes de posibilidades a la hora de pensar en estimularle el paladar de nuestros hijos para lo bueno y lo correcto. Los puntos que he mencionado son sólo sugerencias para inspirarte a practicar este principio en tu hogar.
Amados padres, nosotros debemos caminar al lado de nuestros hijos al impartir estas lecciones básicas. Existen casos de esposos que no ayudan a sus esposas en cosas sencillas tales como mantener un aspecto personal limpio, no tirar la ropa sucia al piso, hablar en voz baja, ayudar en los quehaceres del hogar, cumplir fielmente con sus responsabilidades como proveedores de la familia, invertir tiempo en la instrucción, la enseñanza y la disciplina de sus hijos y otros aspectos más que son esenciales en la crianza de los hijos. Sin embargo, yo reconozco que muchas de estas cosas son el resultado de los varios fracasos en su niñez debido a que sus padres no los entrenaron en los aspectos básicos de la vida.
Algunas madres logran enseñarles a sus bebés a avisar cuando tienen necesidad de orinar mientras ellos todavía son muy pequeños. Una vez que el bebé se le acerca y le avisa entonces la madre con una voz tierna lo felicita y con gestos de amor lo conduce rápidamente hacia el baño. Si algunas madres pueden lograr tal cosa, ¿cuántas cosas más nosotros podemos enseñarles a nuestros hijos desde una edad temprana?
Tomado del Libro La búsqueda de una descendencia para Dios.



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