PARA LOS OBREROS CRISTIANOS



Por George Muller

—¿Puedo pedirle que me dé una palabra de especial consejo en cuanto a mi propia obra para Dios, —le pregunté a George Müller—, para poder compartirlo con otros obreros cristianos en la gran cosecha de almas?
—Procura depender de Dios en todo —contestó—. Ponte a ti mismo y a tu obra, en Sus manos. Al considerar iniciar una nueva obra, debes preguntarte: ‘¿Es ésta agradable a la mente de Dios? ¿Es para Su gloria?’ Si no es para Su gloria, no es para tu bien, y debes rechazarla por completo. ¡Date cuenta de eso! Pero, al estar seguro que el rumbo que piensas comenzar es para la gloria de Dios, comiénzalo en Su nombre, y síguelo hasta el final. Comiénzalo en oración y fe, y, ¡no te desanimes! Otro consejo es de no mirar la iniquidad, que hay en tu corazón (Salmo 66:18). Si lo haces, el Señor no te escuchará. Mantén esto en tu mente siempre. Luego, confía en Dios. Encomiéndate solo a Él. Espera en Él. Cree en Él. Ten de Él grandes expectativas. No desmayes si la bendición se tarda. Y, sobre todo, confía solamente en los méritos de nuestro adorable Señor y Salvador, para que, a razón de ellos, y no de los tuyos, tus oraciones y tus obras sean aceptadas.
No tenía yo palabras más. ¿Qué podía decir? Mis ojos se llenaron de lágrimas y mi corazón rebosaba, como dice el refrán:
“Había un silente ambiente asombroso, que no osaba moverse,
Junto con el silente ambiente celestial del amor.”


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