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"La Iglesia permanecía muda, cuando tenía que haber gritado... La Iglesia reconoce haber sido testigo del abuso de la violencia brutal, del sufrimiento físico y psíquico de un sinfín de inocentes, de la opresión, el odio y el homicidio, sin haber alzado su voz por ellos, sin haber encontrado los medios de acudir en su ayuda. Es culpable de las vidas de los hermanos más débiles e indefensos de Jesucristo" Dietrich Bonhoeffer.
Un pastor contra el terror
por Danny Pisoni
En la madrugada del 9 de Abril de 1945 en el patio del campo de
Flössenburg resuenan los pasos de hombres que asistirán al último acto de la
vida de Dietrich Bonhoeffer, un pastor luterano que fiel a su llamado en
Cristo, no estimó el costo de su vida en la denuncia del pecado y de la
barbarie más grande de su tiempo: el régimen de Hitler.
Fue aquella mañana que
la horca puso fin a una vida singular, imbuida de fidelidad a Dios, a su pueblo
y a su conciencia.
Pero mucho antes de esa fecha ya había dado el teólogo alemán claras
evidencias de su oposición al régimen totalitario y genocida del nazismo. En
febrero de 1933 a poco de llegar el partido hitleriano al poder, una alocución
crítica de Bonhoeffer en radio es interrumpida por la Gestapo. Ese mismo año
junto con Niemöller y Barth forma la Iglesia Confesante, que agrupa a todos
aquellos cristianos que se oponen al planteo totalitario, antisemita y racista
de Hitler y se separa de la iglesia oficial (Deutsche Christen) que se
convierte en la iglesia del Reich.
"Iglesia,
¡permanece siendo Iglesia! ¡Sé fiel a tus principios... Sé fiel a tus
creencias!" (Sermón de 1933)
En 1935 comienza a dirigir un seminario para la formación de pastores de
la Iglesia Confesante. Es en esta época que da inicio a una de sus obras más
conocidas : "El precio de la Gracia.", así como "Vida en
comunidad." Esta labor se termina abruptamente cuando la Gestapo clausura
el centro en 1937. Ya un año antes en 1936 le han quitado su cátedra en la
universidad y ahora también se le prohibirá hablar en público y publicar.
"Los vínculos
son destruidos y simplemente caminamos hacia adelante. Hemos sido elegidos y
debemos 'abandonar' la existencia que teníamos hasta ahora... Lo viejo se queda
atrás, se entrega del todo... El llamamiento a la sucesión entonces significa
la vinculación únicamente a la figura de Jesucristo y la transgresión de toda
legalidad por la gracia de aquél que llama." (El precio de la
Gracia)
Luego de la fatídica "noche de los cristales rotos"
(kristallnacht) que significó la destrucción de sinagogas, tiendas y toda
propiedad de los judíos, Bonhoeffer protesta vehementemente una vez más en
contraste con el silencio y la indiferencia que le rodean y reconocerá que la
Iglesia fracasa en su misión.
"La Iglesia
permanecía muda, cuando tenía que haber gritado..." (Ética)
A contar de 1938 pasa a formar parte de la resistencia activa contra
Hitler, un camino que junto con sus profundas convicciones cristianas a las que
no renunció jamás, ni aún en las situaciones más adversas, le llevarán al
epílogo de aquella mañana en Flossenbürg.
En Junio de 1939, estando brevemente en EEUU donde había sido invitado
como profesor y a pesar de los insistentes pedidos de sus amigos, decide
abandonar la seguridad y la comodidad que le ofrecen para unir su destino al de
su pueblo.
"Debo pasar este
difícil período de nuestra historia nacional junto a los cristianos de
Alemania. No tendré ningún derecho a participar de la reconstrucción de la vida
cristiana en Alemania, sino comparto las pruebas de esta hora con mi
pueblo...Los cristianos de Alemania deberán enfrentar una terrible alternativa:
O bien desear la derrota de su nación para que la civilización cristiana
sobreviva, o bien desear la victoria de su nación y, por tanto, la destrucción
de nuestra civilización. Yo sé cuál de estas dos alternativas debo escoger.
Pero no puedo hacer esa elección desde un lugar seguro."
En abril de 1943 es encarcelado por la Gestapo en la prisión militar de
Tegel; allí continuará su incansable labor intelectual, y llevará una vida
espiritual intensa que le ayudará a superar el encierro y las privaciones , así
como a estadios de mayor reflexión sobre el significado de ser cristiano y el
poder trasmitir la fe en medio del mundo que lo rodea.
"Uno aprende
poco a poco a distanciarse de las amenazas de la vida...; incluso integra esas
amenazas cotidianas en el todo de la vida" (Resistencia y
sumisión)
Su ánimo, a pesar de la dureza del confinamiento no decae; su fe le da
fuerzas no sólo para mantenerse en pie sino aún para ser una fuente de estímulo
y consuelo para sus compañeros de prisión, como lo atestigua uno de ellos:
"El no hacía más
que infundirnos ánimo y confianza y no se cansaba de repetir que una batalla
sólo se pierde cuando los propios combatientes se dan por perdidos. ¡ Cuántas
veces me envió alguna nota de su puño y letra con frases de consuelo y de
confianza tomadas de la Biblia.." (Fabian von Schlabrendorff.)
Poco antes de la finalización de la guerra y cuando las fuerzas
americanas se encontraban a poco del campo de Flössenburg, Hitler ordenó que
fuera ejecutado junto con otros oficiales alemanes involucrados en la
resistencia.
Su despedida de uno de los dos prisioneros británicos que compartieron
su cautiverio, poco antes de ser llevado al cadalso fueron :
"Este es el fin.
Para mí el comienzo de la vida."
El testimonio del médico del campo como expectador privilegiado donde
fue ejecutado Dietrich Bonhoeffer es una fiel exposición de la profunda
confianza y fidelidad en las promesas de Dios que había manifestado a lo largo
de toda su vida y un testimonio indeleble de la paz que lo acompañó cuando
enfrentó la muerte.
"He visto al
pastor Bonhoeffer de rodillas delante de su Dios en intensa plegaria. La manera
perfectamente sumisa y segura de ser escuchado, con la que este hombre
extraordinariamente simpático oraba, me conmovió profundamente. En el lugar de
la ejecución todavía oró, luego subió al cadalso. La muerte tuvo lugar en pocos
segundos. Durante los cincuenta años que llevo de práctica médica no he visto
morir a un ser humano tan totalmente abandonado en las manos de Dios ".
Dietrich Bonhoeffer buscó a Dios no en la impotencia humana; por el
contrario lo encontró en la vida real que le tocó vivir, en la fe dada por Dios
y en su misericordia renovada cada mañana.
De los escritos de Dietrich Bonhoeffer abrevan varias y distintas
corrientes y posiciones; muchas veces sacado de contexto para apoyar una u otra
postura. No es la intención de esta breve reseña abarcar su pensamiento
teológico. Sí lo es, sin embargo, recordar a este hombre , que casi en
solitario se enfrentó a un régimen totalitario , racista y criminal como fue la
Alemania nazi.
Un hombre más honesto éticamente que prudente, que en las horas más
oscuras de su nación no titubeó en ser fiel a su conciencia cristiana. Más
preocupado por su responsabilidad como pastor que en las condiciones
enormenente adversas que le rodeaban, su vida fue un testimonio indeleble de su
compromiso con Cristo.
Quiera el Señor en estos tiempos que corren, que el legado y el recuerdo
de la vida y obra de Dietrich Bonhoeffer nos ayuden a reflexionar sobre lo
correcto a los ojos de Dios, comprendiendo que "es necesario obedecer a
Dios antes que a los hombres", pues como afirma en una de sus obras, sólo
quien conoce la cruz no tiene temor a la verdad.
"En este asunto
de la veracidad, lo más importante y definitivo es que toda la condición humana
debe ser expuesta; todo su pecado debe desnudarse ante la mirada de Dios. Pero
el hombre pecador no gusta de esta clase de veracidad y se resiste con todas
sus fuerzas. Es por ello que se le persigue y crucifica. Es sólo porque
seguimos a Jesús que podemos ser genuinamente veraces, pues en la cruz Él nos
revela nuestro pecado. La cruz es la verdad de Dios acerca de nosotros y, por
tanto, es la única fuerza capaz de hacernos veraces. Cuando conocemos la cruz,
la verdad no nos da miedo." (El precio de la gracia.)
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