¡EL JUICIO TIENE QUE EMPEZAR CON NOSOTROS!


POR D.L. MOODY

    Lo que necesitamos en estos días es un verdadero y profundo reavivamiento en la iglesia de Dios. Tengo muy poca simpatía a la idea de que Dios alcanzará a multitudes por medio de la frialdad y formatos de la iglesia. Es tiempo de que el juicio empiece por la casa de Dios (1 Pe. 4:17). Note cuando Daniel obtuvo la hermosa respuesta registrada en capítulo 9. Esto sucedió cuando él confesaba su pecado, siendo uno de los mejores capítulos en la Biblia concerniente a la oración. Leemos:
    «Aún estaba hablando y orando, y confesando mi pecado y el pecado de mi pueblo Israel, y derramaba mi ruego delante de Jehová mi Dios por el monte santo de mi Dios; aún estaba hablando en oración, cuando el varón Gabriel, a quien había visto en la visión al principio, volando con presteza, vino a mí como a la hora del sacrificio de la tarde. Y me hizo entender, y habló conmigo, diciendo: Daniel, ahora he salido para darte sabiduría y entendimiento» (Dn. 9:20-22).
    Así mismo sucedió con Job cuando él estaba confesando su pecado Dios oyó su oración y cambió su cautividad (Job 42:10). Dios oirá nuestra oración y cambiará nuestra cautividad cuando con sinceridad nos presentemos frente a Él buscando el perdón de nuestras transgresiones. Isaías tuvo que clamar diciendo «soy muerto» para que las bendiciones descendieran, y para que el carbón encendido tomado del altar tocara sus labios y así saliendo afuera escribiera el libro más hermoso de la Biblia.
    Esto así también fue con David, el dijo «he pecado» (2 Sam. 12:13). Dios respondió con Su misericordia. «Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; y Tú perdonaste la maldad de mi pecado» (Sal. 32:5). «Porque yo reconozco mis rebeliones, y mi pecado está siempre delante de mí. Contra Ti, contra Ti solo he pecado, y he hecho lo malo delante de Tus ojos…» (Sal. 51:3-4. Note cuan similar es la confesión de David a la confesión del hijo pródigo en Lucas 15:21).

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