Por Jonathan
Edwards
¿Has leído Los Afectos Religiosos de Jonathan Edwards?
Dios en Su Palabra insiste en que
seamos de espíritu ferviente y sincero, y que nuestros corazones estén comprometidos
vigorosamente en nuestra religión “…ardientes
en espíritu, sirviendo al Señor” (Ro. 12:11). Este ferviente y vigoroso compromiso
del corazón es el fruto de una verdadera circuncisión del corazón que tiene el privilegio
de la promesa de la vida (Dt.30:6). Una persona que posee solamente algún conocimiento
de doctrina y teología, sin sentimiento religioso, nunca ha entrado a la
verdadera religión. Hay muchos que oyen la Palabra de Dios, que escuchan
grandes verdades y lo que oyen no tienen efecto en ellos, no provoca cambio en
su manera de vivir. La razón: porque su corazón permanece insensible, nadie
busca la salvación, nadie clamará por sabiduría,
nadie huirá del pecado. En resumen, jamás las cosas de la religión conseguirán
un gran logro sin un corazón profundamente sensibilizado por estas cosas.
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