LA POBREZA ESPIRITUAL




Yo tengo que pedir, para algunos hombres que conozco, una misericordia suficiente para que sean bendecidos con pobreza espiritual, para que sean conducidos a sentir cuán pobres son, pues no podrían conocer nunca a Cristo, y no podrían volverse misericordiosos en la práctica, hasta no haber visto primero su propia condición verdadera, y no haber obtenido la misericordia suficiente para postrarse a los pies de la cruz, y allí, con un corazón quebrantado, confesar que están vacíos y que son pobres.

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