Mi deber es orar antes de
ver a ninguna persona.
A menudo, cuando duermo
hasta muy tarde, o recibo visitas en las primeras horas de la mañana, no puedo
empezar mi oración antes de las once o las doce.
Este es un mal sistema.
Es contrario a la Escritura. Cristo
se levantaba antes de que amaneciera e iba a un lugar solitario. David dice:
"De mañana mi oración se presentará delante de ti".
"Oh Jehová, de mañana
oirás mi voz".
La oración familiar pierde
mucho de su poder y dulzura y me siento incapaz de hacer algún bien a los que
me buscan.
La conciencia se siente
culpable, el alma insatisfecha, la lámpara no está arreglada. La oración
secreta resulta fuera de tono.
Creo que es mucho mejor
comenzar el día con Dios --buscar su rostro, poner mi alma cerca de él antes
que de ningún otro.
Robert McCheyne
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