Por David Wilkerson
Cada verdadero seguidor de Jesucristo
dice que quiere hacer la voluntad de Dios. Pero la mayoría de los cristianos
piensan que la voluntad de Dios es algo que se le impone – algo de mal gusto y
difícil, lo cual están obligados a hacer.
Yo creo que la perfecta voluntad de
Dios es un asunto de gran importancia para todos aquellos que dicen amar al
Señor. Y existe una vasta diferencia entre someterse a la voluntad de Dios y
aceptar su voluntad.
Someterse significa “sujetarse a” o
“rendirse a condiciones impuestas.” A menudo, uno piensa en someterse en
términos de castigo o disciplina. Por ejemplo, el gobierno de Irak fue obligado
a someterse a condiciones de castigo por las Naciones Unidas. Los iraquíes no
aceptaron esta disciplina impuesta – más bien, se sometieron a ella.
Tristemente, muchos cristianos ven la
voluntad de Dios de esta manera. Se imaginan a Dios como demandando que se
rindan a un grupo de reglas y condiciones: “¡Hazlo a mi manera, o te
desamparo!”
¡Cuán equivocados están! Cuan
diferente de nuestro hermoso Salvador es esta manera de pensar. ¡Lo cierto es,
cuando un creyente conoce la gloria de hacer la perfecta voluntad del Señor, él
la aceptara con gozo y esperanza! Aceptar significa, “tomar, como en los
brazos” – presionar a tu pecho como en una expresión de amor y afecto. Sin
embargo, el triste hecho es, muy pocos cristianos aceptan la perfecta voluntad
de Dios.
Quizás estés pensando, “La perfecta
voluntad de Dios me ha pasado por alto. Mi vida es una casualidad – no tiene
forma ni orden.” ¡No! Puedes estar seguro que Dios tiene un plan y voluntad
absoluta y perfecta para cada uno de sus hijos. El no deja ninguna vida a la
casualidad. De hecho, él quiere ordenar cada uno de tus pasos todos los días de
tu vida aquí en la tierra. ¡Y él desea que tú entres en su plan y voluntad para
ti hoy!
La hermosa voluntad de Dios no es
solamente para ministros o santos profundamente espirituales, sino para todos
sus hijos. El Nuevo Testamento nos exhorta: “para no vivir el tiempo que resta
en la carne, conforme a las pasiones humanas, sino conforme a la voluntad de
Dios.” (1 Pedro 4:2). “os haga aptos en toda obra buena para que hagáis su
voluntad, haciendo él en vosotros lo que es agradable delante de él…” (Hebreos
13:21).
Los apóstoles tuvieron un solo deseo
para todas las iglesias – que cada miembro supiera la voluntad perfecta de Dios
para sus vidas y la aceptara. Pablo escribió acerca de un hermano llamado
Epafras: “el cual es uno de vosotros, siervo de Cristo. …Él siempre ruega
encarecidamente por vosotros en sus oraciones, para que estéis firmes,
perfectos y completos en todo lo que Dios quiere.” (Colosenses 4:12). Epafras
sabía que Dios tenía una voluntad especial para cada uno en la congregación. Y
él sabía que si ellos entraban en la voluntad del Señor, encontrarían gozo,
éxtasis y cada una de sus necesidades suplidas.
Por favor me gusta mucho libreria voz q clama quisiera q todos los dias pudieran llegarme sus mensajes a carmengarciachi@hotmail.com
ResponderEliminar