LLÉVAME A LA ROCA QUE ES MÁS ALTA QUE YO


Por A.B. Simpson
Todas las dificultades y peligros deben ceder ante la omnipotencia de Fe. Por fe las murallas de Jericó cayeron después de circunvalarlas siete veces; y también los fuertes y castillos más poderosos del enemigo han de ceder ante la implacable y victoriosa marcha de fe.
Por fe Daniel tapó la boca de los leones, y perseveró, se nos dice, porque creyó en Dios. No fue su integridad de vida o su valiente fidelidad que lo salvó, pero fue su confianza en Jehová el Señor.
Esa fe es la que ha protegido de la muerte y desastre a muchos de los hijos de Dios en las experiencias cotidianas de su vida providencial. No hay dificultad tan pequeña para su ejercicio ni crisis tan terrible para su triunfo.
¿Salgamos entonces con Su escudo y adarga para probar así las posibilidades de Fe? Entonces tendremos una vida segura pasando por el mismo valle de sombra o de muerte, (Salmo 23.4) sabiendo que somos inmortales hasta que nuestra obra termine y nuestros días se acaben.
Escritura
Desde los confines de la tierra te invoco, pues mi corazón desfallece; llévame a una roca donde esté yo a salvo—Salmos 61:2 

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