“Yo conozco
tus obras, y tu tribulación, y tu pobreza (pero tú eres rico), y la blasfemia
de los que se dicen ser judíos, y no lo son, sino sinagoga de Satanás”. Apocalipsis
2:9
La Biblia
dice que nuestro Dios conoce todo de nosotros. Él conoce de forma INTELECTUAL,
y también conoce por OBSERVACIÓN. Él sabe y conoce. Él tiene conocimiento de tu
tribulación y conoce tu tribulación. Él dice en el libro de Apocalipsis, YO
CONOZCO TU TRIBULACIÓN no solo PORQUE LA VE sino también porque la ha VIVIDO.
Hebreos
4:15-16 dice “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de
nuestras flaquezas, sino uno que ha sido tentado en todo como nosotros, pero
sin pecado. Por tanto, acerquémonos con confianza al trono de la gracia para
que recibamos misericordia, y hallemos gracia para la ayuda oportuna”.
DIOS
LO SABE, ÉL LO HA VIVIDO por eso dice “YO
CONOZCO TU TRIBULACIÓN” Jesús sabe. Él ha estado ahí, Él le dice, “Yo conozco
tu tribulación”.
Esa
palabra tribulación es la palabra griega -thlipsis- que
significa presión (literalmente o figurativamente):- estrechez, aflicción,
angustia, atribular, persecución, tribulación. Tribulación entonces es una "presión
intensa", es un "aplastar", es un "exprimir," es un "apretar".
Es como si estuvieras exprimiendo uvas hasta que el jugo salga. Estás
presionándolas, exprimiéndolas. Es como “la carga que aplasta”. Si algo te está
presionando… Los atribulados son esas personas que parecen que tienen el peso del mundo sobre
sus hombros. Están bajo thlipsis, tribulaciones, están como oprimidas y
aplastadas. Jesús dice: “Yo conozco tu thlipsis; yo conozco tu
tribulación. Yo sé lo que te está presionando. Sé lo que te está aplastando”.
Jesús
estuvo en Getsemaní, su propio tiempo de tribulación. De hecho Getsemaní:
Significa «molino de aceite». Pues se cree que allí probablemente había un
huerto de olivos donde se hallaba una instalación para extraer el aceite de
esta planta.
Cada
persona en alguna época de su vida tiene diferentes tipos de presión. Pueden
ser muy pesadas o no, a veces puede durar mucho tiempo o poco tiempo,
pero sin lugar a dudas todos tenemos presión sobre nuestras vidas en algún momento de nuestra
caminata cristiana. No podemos esquivar la tribulación, ni podemos evitar ser
exprimidos, presionados o aplastados.
Todos
respondemos de forma distinta bajo las diversas presiones de la vida. Algunas personas
bajan los brazos; otras colapsan bajo la presión. Otras permiten que se les
presione hacia Cristo y se derraman delante de Él.
¿Cómo
responderemos a la presión y en que resultará en nuestras vidas?
El rey
David dijo en el Salmo 142:3 "Cuando
mi espíritu desmayaba dentro de mí, tú conociste mi senda.".
Los
israelitas fueron atribulados por Faraón. Ellos estaban gimiendo bajo el peso
de la tribulación, ya no soportaban la presión. Éxodo 2:23-25 dice: “Y
aconteció que pasado mucho tiempo, murió el rey de Egipto. Y los hijos de
Israel gemían a causa de la servidumbre, y clamaron; y su clamor, a causa de su
servidumbre, subió a Dios. Oyó Dios su gemido, y se acordó Dios de su pacto con
Abraham, Isaac y Jacob. Y miró Dios a los hijos de Israel, y Dios los tuvo en
cuenta”. Sus gritos desesperados llegaron a oídos de Dios…Fue así como
Dios se fijó en los israelitas y los tomó en cuenta.
Job mismo dijo “saldré como oro”. Job
23:10 “Pero Él sabe el camino que tomo;
cuando me haya probado, saldré como el oro”.
Cómo
vamos a reaccionar en medio de la tribulación, que el Señor nos dé
entendimiento que Él está colocándonos en un molino de aceite y quiere sacar lo
mejor de nosotros. Pero ¿Qué sale cuando somos atribulados? Sin duda, lo que está en nuestro corazón.
Dios quiere hacernos oro puro. Dejemos que el Señor pueda purificarnos por la prensa
que nos oprime y nos atribula. Él quiere hacernos reflejar Su imagen.
Oh Dios
nuestro, ayúdanos en nuestra debilidad, aunque no queramos ser expuestos de
esta forma, deja que nuestra vida mengue y la tuya crezca para que seamos hijos, hechos de oro puro y honrarte a Ti que nos has llamado aun en nuestra bajeza. Déjanos
ser hijos dignos de ti.
Wiarly
Muñoz
Junio
2016
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