1. Considere su cuerpo como el templo del Espíritu Santo y trátelo con reverencia y cuidado.
2. Guarde su mente activa. Estimúlela con pensamientos acerca de sus prójimos para quienes usted es llamado a ser algo.
3. Tome tiempo para ser santo, con oración y lectura diaria de su Biblia.
4. Sostenga la causa de Dios. Congréguese con sus hermanos de igual fe.
5. Cultive la presencia de Dios. Él quiere penetrar en su vida y lo hará, hasta donde usted se lo permita.
6. Lleve a Dios en todos los detalles de su vida. Con naturalidad usted clame con Él cuando está en aflicción y por cosas más grandes.
7. Ore por este mundo atribulado y deshecho por la guerra y por los gobernadores que tienen en sus manos el destino de las naciones.
8. Tenga un espíritu agradecido por todas las bendiciones de Dios: país, hogar, amigos, y muchas otras bendiciones.
9. Trabaje como si todo dependiera de su trabajo y ore como si todo dependiera de sus oraciones.
10. No piense en la muerte como algo que debe ser temido, sino como una experiencia nueva y grandiosa donde amados ya salvados se encuentran y donde las ambiciones son realizadas.
William Booth
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