GUARDA MI CORAZÓN



Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón;  Porque de él mana la vida. Proverbios 4:23 


Sabemos que el ser humano guarda y cuida: su dinero, sus joyas, una carta especial, algún regalo de alguien especial, etc. No es malo que uno guarde y cuide algo, pero el rey Salomón, nos dice que sobre todas las cosas que guardamos, debemos guardar nuestro corazón. Dios conoce nuestros corazones. “Y Dios, que conoce los corazones.” David escribió: “Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme; Has entendido desde lejos mis pensamientos. Has escudriñado mi andar y mi reposo, Y todos mis caminos te son conocidos. Pues aún no está la palabra en mi lengua, Y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda.” Salmo 139:2-4. El conoce los secretos del corazón.” Salmo 44:21.

La palabra “corazón” es usada más de 800 veces en la Biblia. Ocasionalmente se refiere a ese órgano palpitante que bombea sangre y nos mantiene vivas, el centro de actividad física que sostiene y mueve el resto del cuerpo. Pero más a menudo, cuando ves la palabra “corazón” en la Escritura, se refiere a esa parte invisible de nuestra mente, de nuestra voluntad, de nuestras emociones, y todas estas cosas están inseparablemente conectadas. Nuestros pensamientos son parte de nuestro corazón, lo que sentimos, nuestras alegrías, nuestras tristezas, nuestros temores, lo que amamos, lo que deseamos; todo está ligado al corazón. Nuestros afectos, las decisiones que tomamos, como actuamos…nuestra conciencia. Todas estas funciones son parte de, y están controladas por “el corazón”. No es el corazón físico, sino el centro de control invisible para todos esos aspectos de nuestras vidas.

Pero ¿qué quiere decir la palabra cuando nos dice que guardemos el corazón?

La palabra Guarda viene del hebreo “natsár” que significa guardar (proteger, mantener, obedecer, etc.) o la palabra guardia, que es más conocida por nosotros, es (el hombre, el puesto, o la prisión) cárcel, centinela, guarda, guardia, prisión, servicio, turno. Esta palabra “natsar” se usa a menudo con la idea de «guardar» o «custodiar» algo, como una viña (Isaías 27:3) o una fortaleza (Nahúm 2:1). Cuidar de nuestras palabras aparece reiteradamente como una preocupación; por eso encontramos la advertencia de «guardar» nuestra boca (Proverbios 13:3), guardar la lengua (Salmos 34:13) y los labios (Salmos 141:3). Muchas son las referencias a Dios, quien «preserva» su pueblo de toda clase de peligros (Deuteronomio 32:10; Salmos 31:23).

Es necesario pedir a Dios que guarde lo que tenemos en nuestro corazón: nuestra mente, nuestra voluntad, nuestras emociones, nuestros pensamientos, lo que sentimos, nuestras alegrías, nuestras tristezas, nuestros temores, lo que amamos, lo que deseamos, nuestros afectos, las decisiones que tomamos, como actuamos…nuestra conciencia. Señor, guarda todo eso que es parte de nuestro corazón.

Debemos orar pidiendo, “Señor, guarda lo que amo, lo que valoro, guarda mis pensamientos, mis deseos, mi conciencia, quiero amarte con todo mi corazón. Quiero amar lo que Tú amas, así que guárdame de cosas que robarán mi amor por ti. Guárdame de los ídolos, guárdame de amores menores. ¡Guárdame de amar cualquier cosa o a cualquier persona más de lo que te amo a Ti!” Así que cuando oro, “Señor, guarda mi corazón,” todo eso es lo que estoy orando… “Señor guarda mi amor por ti”. Señor guarda mi corazón en tu palabra, guarda mi corazón para que te tema, guarda mi corazón de no ser engañado,  guarda mi corazón para que haga tu voluntad, guarda mi corazón para que se aplique a la sabiduría. Señor guarda mi corazón. Amén.

Por Wiarly Muñoz G. 


Comentarios