¡Señor que gran cambio produce en nosotros el pasar una hora en tu presencia!
¡Qué cargas tan pesadas nos quitas del pecho! ¡Qué refrigerio, cuál lluvia en verano!
Nos arrodillamos y alrededor todo baja;
Y nosotros subimos, y todo, cerca y lejos,
se destaca en el nítido horizonte;
¡Débiles al caer de rodillas; fuertes al levantarnos!
¿Por qué, pues, caminamos con los hombros caídos abrumados de cuitas y problemas cuando sería fácil obtener el remedio?
¿Por qué hemos de ser débiles o fríos, angustiados, ansiosos, cuando orando tendremos paz en Ti, gozo, fuerza y valor?
por R. Trench
Comentarios
Publicar un comentario