HAY QUE PAGAR UN PRECIO



Ellos desean recibir todo, mientras están sentados, sin hacer nada y sin pagar un precio. 

Pero tú y yo no podemos entender o asumir el verdadero cristianismo desde un asiento. 

Ni tampoco podremos ser profundamente espirituales desde un asiento. 

El Maestro no ofrece asientos, pero sí una copa a cambio, y a veces esa copa está llena de pesares o tribulación o aguas amargas. 

Por Kathryn Kuhlman

Comentarios