LA RUTA DE LA OBEDIENCIA

La mente natural está siempre propensa a razonar cuando deberíamos creer; y a trabajar, cuando deberíamos estar quietos; a ir por su propio camino, cuando deberíamos caminar firmemente en los caminos de Dios, sin importar cuán penoso sea a nuestra naturaleza humana.

Cuando era recién convertido, podría haber dicho: "Qué daño puede haber en tomar un poco del dinero que se ha apartado para el Fondo del

Orfanatorio? Dios en el futuro bendecirá mi trabajo para los huérfanos, y entonces yo podré reintegrarlo".

Sé que muchos cristianos razonarían de esta forma. Pero, ¿qué sucede cuando defraudamos así a Dios, siguiendo nuestro propio camino? En

muchos casos, traemos culpa sobre nuestra conciencia; pero si no, sin duda, nos debilitamos en la fe en lugar de aumentarla; y cada vez que

intentamos obtener una liberación de nosotros mismos, hallamos más y más difícil confiar en Dios, hasta que finalmente damos completo paso a nuestra razón natural caída y prevalece la incredulidad.

¡Cuán distinto es esperar el tiempo de Dios y mirar sólo a él por ayuda y liberación! Cuando al final viene la ayuda, tal vez tras muchas sesiones de oración, y después de mucho ejercicio de fe y paciencia, ¡cuán dulce es y qué recompensa recibe el alma que ha confiado en Dios y ha esperado pacientemente su liberación!

¡Querido lector cristiano, si nunca antes has caminado en esta ruta de obediencia, hazlo ahora y entonces conocerás por experiencia la dulzura de la alegría!

por George Müller

Comentarios