“Prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (Filipenses 3:14).
El mundo nos arrastra hacia
abajo, hacia la perdición, así como también el diablo cuando nos tienta.
Nuestros propios deseos ejercen una continua influencia hacia abajo. Solamente
en Dios oímos el llamado a caminar en la dirección opuesta, hacia arriba, a
través de su Hijo Jesucristo.
Dios el Hijo bajó a la tierra y
vivió entre nosotros. Nos ofreció a sí mismo como una alternativa a lo que
ofrece este mundo. Él conquistó al diablo y quebrantó todos sus pode- res por
medio de una resurrección gloriosa de entre los muertos. Este Hijo de Dios nos
llama ahora a renunciar al mundo, a resistir al diablo, a venir y entregar todo
nuestro ser a Él, y así seguirle.
¡Éste es un llamado supremo! Es
un camino que asciende durante toda nuestra vida. Requiere un discipulado
continuo en pos de Jesucristo, una vida en comunión con Él, y una entrega
completa a su dirección. Es un ascenso glorioso que un día culminará en aquel reino
de luz eterna, donde estaremos en nuestra morada para siempre, al lado de Aquél
que seguimos aquí en la tierra.
¿Qué es lo que espera Dios de
nosotros? Descubriremos que Dios nos llama a ser discípulos de Jesús, que este
llamado nos introduce a una hermandad (la iglesia), y que dicho llamado nos
aparta del mundo.
Hoy día, muchos que se dicen cristianos apenas comprenden el
significado de seguir a Jesús. Desean recibir los beneficios del cristianismo,
ampararse en las promesas de la Biblia, ir al cielo cuando mueran… pero pasan
la mayor parte de su tiempo sin tomar en cuenta a Cristo. ¿Son ellos discípulos
de Jesús? ¿Son cristianos en verdad? El objetivo de este estudio no es de
hacerle juez de los demás, sino de estimularle a ser un discípulo verdadero, y
proporcionarle una base para que pueda estimular a otros a ser discípulos
también.
La verdad es que un hombre se engaña a sí mismo si afirma
ser granjero, pero dedica noventa por ciento de su tiempo y esfuerzo a otras
cosas, y diez por ciento de su tiempo en la granja de forma pasiva… escuchando
comentarios de agricultura, pensando en ella, hablando de ella, pero nunca
participando activamente en las tareas de la granja.
De la misma manera, hoy día existen muchos que se engañan
acerca del cristianismo que profesan. Creen ser cristianos por el mero hecho de
pasar varias horas de la semana en una capilla o templo cristiano. Escuchan al
pastor, hacen algunos comentarios en la escuela dominical, contribuyen una
ofrenda, saludan y conversan con otros de la congregación, y después se marchan
a sus casas.
Tal “cristianismo” ofrece poca comunión con Jesús, permite
mucha mundanería (aun cuando se aparente una vida santa, separada del mundo) y
resulta en gran parte ineficaz en la obra de evangelizar a los incrédulos. Por
lo tanto, no es como vive un discípulo de Jesús.
Cuestionario personal
1. El
ambiente religioso en que usted vive demuestra conceptos e ideas de lo que
significa ser un discípulo de Cristo. ¿Cómo evaluaría usted esos conceptos?
a. son
bíblicos y firmes
b. son
regular
c. necesitan
visión y ayuda
d. son
corrompidos
2. Si no los
evalúa como bíblicos y firmes, ¿Cuáles podrían ser las causas de esta falta?
a. falta de
entendimiento
b. decepción
espiritual
c. influencias
mundanas
d. doctrinas
falsas
e. (otras)
3. ¿Cómo evaluaría
a su propia vida, como discípulo de Cristo?
a. fuerte.
b. necesito
enseñanza
c. fracasado
d. igual a
cristianos corrientes
e. desanimado
f. no sé
cómo evaluarla
4. Conteste estas preguntas:
¿Cuál es su compromiso con Cristo en este momento?
¿Qué quisiera aprender en cuanto al discipulado?
TOMADO DEL LIBRO EL LLAMADO SUPREMO, un estudio bíblico sobre el discipulado cristiano.
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