EL JINETE MISTERIOSO

Este incidente ocurrió en Gales hacen muchos años y se halla en el relato de la vida de un pastor. Juan Jones, de Holywell era un hombre muy piadoso y un predicador de mucho poder. Solía contar esta historia a grandes congregaciones. 

Acostumbraba a viajar solo, a caballo, por regiones silvestres y solitarias, predicando donde llegaba la Palabra. En una ocasión en la mitad de su camino al salir de un bosque, dice: "Vi a un hombre que se me acercaba de pie. Juzgando por su aspecto y por una echona (hoz) que llevaba en el hombro, era un segador en busca de trabajo, y le reconocí que era un hombre que había visto en la puerta de una posada aldeana donde me había detenido para dar de comer a mi caballo". 

El hombre preguntó al predicador la hora, y el señor Jones notó su mirada especial que clavó en el reloj de plata que llevaba. Le dijo la hora y siguió su camino. Más allá vio a un hombre que corría detrás de un cerco alto, en la misma dirección en que él iba,  y que, mientras corría, sacaba la paja que tenía envuelta la hoja de su echona. Cuando el hombre se detuvo, el predicador entendió que había peligro allí— tal vez el hombre intentaba matarle. No había ninguna casa cerca, y el camino estaba cerrado por cercos altos. Había una puerta cerrada adelante a no muy grande distancia. ¿Qué podía hacer él? 

Impotente para hacer algo inclinó su cabeza y oró. Un momento después vio que no estaba sólo, sino que, como dice él mismo, "A mi lado vi a un caballero en vestido obscuro, montado" en un caballo blanco. Apareció tan repentinamente como si hubiera subido de la misma tierra". A este compañero extraño el señor Jones contó su caso, pero el caballero no le contestó ninguna palabra, sino que se quedó con su vista dirigida hacia adelante, como a algún objeto en la distancia. Pero el señor Jones vio al hombre correr otra vez, como huyendo, y preguntó si Dios había enviado a su mensajero para librarle. Desmontó para que el caballero pasara; pero ¡he aquí! había desaparecido! Ahí se hincó allí y dio gracias a Dios por tan grande escape.

Pentecostal Boys and Girls 

NOTA. -Cuando el qué suscribe tenía diez años leyó esta historia en una revista religiosa en la casa de su padre, y tanto le interesó que la recortó y la pegó en un libro de recortes que aun a esa corta edad manejaba. En el curso de mudanzas el libro se perdió y muchas veces lamentaba la pérdida de esa historia aunque la recordaba con mucha exactitud. Hasta escribió al editor de la revista en referencia, la que todavía lee después de cerca de 60 años. Pero el editor contestó que los archivos de esa fecha habían sido destruidos en el incendio memorable de Chicago, en 1871. El lector puede apreciar el gozo que halló en estos días con esa anhelada historia en una revista pentecostal. Se la da ahora a los lectores con la oración de que sea para todos ellos igual bendición a la que ha sido para el que suscribe durante tantos años la memoria de este relato que tan hermosamente con firma la bendita palabra de 2 Crónicas 16:9 que dice: "Porque los ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen corazón perfecto para con él". W. C. Hoover.

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