Por Leonard
Ravenhill
Los
cristianos me dicen donde quiera que voy: “Me gustaría tener un avivamiento”.
Yo les digo: “Ah sí, también muchos millones de personas”. Encuentro todo tipo
de cristianos pensando lo mismo. Pero no encuentro muchos de ellos preocupados
con sinceridad. La gente está muy curiosa por un avivamiento, pero no estamos
comenzando a hacer barbecho. No preparamos el camino del Señor.
Recuerdo
que cuando era niño solía irme a dormir a la cama con una vela… ¿usted no
acostumbraba eso? Recuerdo que pensaba, ¿cuántas otras velas se podrían reunir
y encender de aquella vela? Me preguntaba y me preguntaba.
Nunca
encontré una respuesta, pero a menudo me lo preguntaba.
Fue Carlos
Wesley quien escribió el himno:
“Mira cómo una gran llama
consume,
encendida por una chispa de
gracia.
El amor de Jesús inflama las
naciones,
y pone todos los reinos en
llamas.
A echar fuego en la tierra vino,
ardiendo en algunos corazones
está.
¡Oh, que todos sean atrapados
por ese incendio,
que todos participemos de ese
gozo glorioso!”.
Jesús dijo:
“Fuego vine a echar en la tierra”. ¿Alguno ha escuchado a alguien predicar
acerca de ese texto? ¿A qué tipo de fuego se refiere? Bueno, seguramente no al
fuego del infierno. ¡Fuego del Espíritu Santo! El fuego más devastador de todos
no es el fuego que consume un edificio. Tampoco el fuego del infierno. El fuego
más grande y devastador de todos es el fuego de Dios.
A veces decimos, “Dios es amor, Dios es amor, Dios es amor…” y sin embargo nuestro Dios es fuego consumidor, “¿y quién podrá soportar el tiempo de su venida?”. Malaquías dijo: “Porque él es como fuego purificador”.
Mateo 3:11: “…él os
bautizará en Espíritu Santo y fuego”. Pero tal como ves, ese aspecto no se
destaca en los días presentes.
Todo mundo
habla sobre el bautismo. Pero ¿qué entiendes tú por el bautismo? Existe un
bautismo con el Espíritu Santo y fuego. No sólo en el Espíritu Santo, también
en fuego. Cuando Él venga “…limpiará su era, y recogerá el trigo en su granero,
y quemará la paja en fuego que nunca se apagará”. Esto también puede pasarle a
un individuo, o puede acontecerle a una Iglesia, o puede venir en toda una
comunidad, o puede sucederle a la nación entera.
Habrá miles
de personas quienes, al verte poner tu corazón y mirada en esto, dirán: “Oh,
tienes una visión muy cerrada”. Bueno, pienso que la única razón por la cual el
Apóstol Pablo conquistó… triunfó… nos sacó ventaja… sufrió más que nosotros…
oró más que nosotros… nos excedió en consagración… y predicó mucho más que
nosotros fue porque se enfocó en una sola cosa: “…pero una cosa hago”. Debes
tener una sola visión, debes ser de un mismo corazón, debes de tener un solo
propósito, “…pero una cosa hago”, se entregó totalmente a la voluntad de Dios.
¿Qué
significa esto? Bueno, creo que esto llega a ser una obsesión, como le dije a
un hermano esta mañana. Por cincuenta años he llorado, he orado, he gemido, he
leído la Biblia, he ayunado y me he reunido con otros hermanos en veladas de
oración, días de oración, días y días de intercesión por un avivamiento.
No hay
muchos indicios de que vaya a venir. Bueno pues, ¿estás seguro? La oración
nunca muere. ¿Qué es el incienso bajo el altar? Las oraciones de los santos
(ver Apocalipsis 8:15). Nunca hacemos una oración conforme la voluntad de Dios,
que Dios no mantenga consigo. Dios jamás desperdicia nada. ¿Acaso crees que tú
y yo hemos hecho oraciones producto del dolor, de la angustia y del deseo de
ver derrumbarse la iniquidad (después de todo, eso es lo que el avivamiento
produce) que Dios deje caer en tierra?
Pero de
nuevo, la sombra de oscuridad y muerte está sobre esta generación como nunca. Y
a pesar de esto, la tragedia más grande de todo es esta: una Iglesia débil y
enferma en un mundo moribundo. No tenemos ni la visión ni la pasión, ni por
ahora, la intención de poner nuestra vida en orden –para quebrar el barbecho–
para preparar el camino del Señor.
Mi
esperanza es que a hasta este momento no sólo estemos acumulando mera
información y estadísticas sobre un avivamiento, sino que cada uno de nosotros
busquemos un avivamiento personal.
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