John Kent, 1766-1843
Hay un período conocido por Dios
Cuando todas Sus ovejas, redimidas por la sangre,
Dejarán los odiosos caminos del pecado,
Se volverán al redil, y entrarán.
En paz con el Infierno, con Dios en guerra,
En el oscuro laberinto del pecado, vagan lejos,
Complacen su lujuria, y siguen adelante,
Tan lejos de Dios, como las ovejas pueden correr.
Pero mira cómo el indulgente cuidado de Dios
Atiende sus vagabundeos, aquí y allá;
Todavía siguiéndolos, dondequiera que se extravíen,
Con espinas punzantes, para cercar su camino.
Cuando la sabiduría llama, ellos detienen su oído,
Y buscan precipitadamente, su loca carrera;
Juicios y misericordias, nunca pueden balancear,
Sus pies errantes, al camino de la sabiduría.
Gloria a Dios, ellos nunca vagarán,
Más allá de los límites de Su amor;
Cercados con los mandatos y voluntades de Jehová,
Firmes como las colinas eternas.
El tiempo señalado, rueda a toda velocidad,
Para llamar eficazmente, por su gracia;
Para cambiar el corazón, renovar la voluntad,
Y volver los pies, a la colina de Sion.
“Porque a los que antes conoció, también los
predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él
sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos
también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que
justificó, a éstos también glorificó”.
Romanos 8:29-30
“Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió
no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero”. Juan 6:44
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